martes, junio 23, 2009

Shneider está molesto con el Querétaro

El delantero del Querétaro demanda el maltrato y discriminación que ha recibido de Héctor Medrano a partir de su accidente

JUAN JOSÉ CUÉ

La vida de Ignacio Shneider dio un giro inesperado la tarde del domingo 7 de septiembre del 2008. Aquel codazo del brasileño Izaías Ramos, del Socio Águila, le provocó una doble fractura en el pómulo y arco ocular izquierdo con desprendimiento de retina que le provocó perder la vista en el ojo izquierdo.

A partir de ahí, el delantero uruguayo del Querétaro ha sostenido una batalla infructuosa para volver a las canchas. Enojo, decepción y tristeza, son sólo algunas de las emociones que le inundan 10 meses después del incidente que lo tiene al borde del retiro.

Harto de no recibir más que largas, Nacho decidió exponer su verdad. Lamentó que el estratega Héctor Medrano jamás le haya hablado de frente y que la directiva que alguna vez le prometió su apoyo incondicional, ahora lo estén orillando a dejar el futbol pues no fue registrado para el torneo a pesar de que aún le restan dos años de contrato. "No podemos arriesgarnos contigo", le dijeron.

¿Te has detenido a pensar por qué te paso esto a ti?

¿Y porqué no? Creo que ya estaba marcado para mí, ya fuera en el Azteca o en el camión. No es mala suerte, los futbolistas están expuestos, era inevitable, lo que sí era evitable es este momento que estaba pasando. Me resigno a la idea de retirarme, tengo 25 años y estoy seguro, de que puedo jugar y no voy a pasar vergüenza.

¿Has perdido la fe?

No sé si la he perdido o si me he endurecido, para el próximo golpe estaré preparado, estoy acostumbrándome, lo absorbo, lo asimilo y lo dejo salir. Ojalá Dios me escuche y llegue algo bueno, me estoy preparando para otro.

"Ya no espero ninguna buena noticia. Me di cuenta que hay malas intenciones, a pesar de lo que digan todos. Se dan el lujo de hablar cualquier cosa, que no son verdad. No se vale, hay mala leche, yo nunca la tuve, ni con un contrario que me lastimó el ojo la tuve", y señala a Medrano como su principal detractor.

Es algo personal…

"Sí, sí. La doctora (Rocía Murphy) me firmó un papel que estoy dado de alta y puedo jugar. Él (Medrano) salió ayer (sábado) en la conferencia a decir que no, ahora resulta que sabe más que los doctores".

"Una vez llegué un minuto tarde al entrenamiento y me separaron dos meses. A un utilero que se fue de borracho a Aguascalientes y no volvió, lo reintegraron antes que a mí; mis compañeros que llegaron 40 minutos tarde no los separaron y a mí sí. Es una injusticia. Él nunca me ha dado la cara, me mandó decir con un utilero que no me quería; otras veces lo hizo con cartas. No le dan los hue... para decírmelo", recordó.

Le cuesta contener el llanto, su voz se corta. La frustración es evidente y trata de disfrazarla jugueteando con su teléfono o su anillo de boda, el mismo que le recuerda por qué está luchando.

"¿Sabes cuántas veces tengo ganas de no levantarme? ¿De decir, para qué lucho si soy un tuerto de mier… que se lesionó?, pero todavía no voy a bajar los brazos. Cuando viene tu niño y te besa, se te olvida todo y tienes que luchar para salir adelante con ellos. Esa también es parte de mi molestia, porque ya no me hacen daño a mí sólo, también le hacen mal a mi familia y a mi hijo no lo toca nadie".

Y su molestia también va dirigida contra la directiva de Gallos Blancos. "Te hacen sentir un desperdicio, que no eres capaz; ellos dicen eso y me juntan más bronca y más ganas de demostrarlo. Si pretenden bajarme la moral, al contrario, me la suben para jugar y que digan: el pin… tuerto este sí la hizo. No quiero verles más la cara a ellos, no merezco retirarme, o que me retiren así", remató.

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