sábado, abril 19, 2008

solo GALLOS ... Columna Gerardo Manrique

SOLO GALLOS

DECLIVE
Desde que vengo siguiendo a Gallos, allá por el ’87, no recuerdo una temporada tan mala como la actual. No sólo en cuanto a resultados, pésimos por cierto, sino a la falta de respeto al principio esencial de este equipo, a lo que nos hace sentir orgullosos de estos colores: la entrega total de los jugadores en la cancha. No recuerdo otro equipo tan indolente, tan falto de ambición, tan poco comprometido. De esta campaña que termina, sólo falté a un juego, pero no hubo uno sólo en que el equipo me transmitiera pasión y entrega desde la cancha. Al final, fuera el resultado que fuera, abandonaba el Coliseo de los Sueños Rotos con más dudas que certezas, sin esos latidos acelerados, sin la sensación de haber sido parte de un viaje de ida y vuelta a través de la euforia, el drama, el vértigo y el heroísmo. Yo le perdono todo a este equipo, todo con excepción de que no dejen en la cancha su máximo esfuerzo, su mejor actitud, su genuina entrega y obligado profesionalismo. Y eso no significa simplemente echarle ganas, correr, gesticular, deambular en la cancha como esperando el silbatazo final, y acabado el encuentro, encaminarse a los vestidores como si nada hubiera sucedido, como si un hechizo se hubiera llevado de pronto el hambre de gloria. Un equipo debe reflejar en la cancha en trabajo realizado durante la semana, la seguridad de un proyecto que aspira a lo más alto, el talento individual puesto al servicio del equipo. Este grupo de jugadores, y esta campaña en especial, será recordada como gris, peor que mediocre, y sobre todo, marca una distancia entre la afición y el equipo. Toda la comunión lograda en los tres años previos, resultó severamente golpeada por las actuaciones paupérrimas de estos jugadores que a lo largo de la temporada, ni pudieron, ni quisieron. Insisto, todo le perdono a este equipo, menos la indolencia.
EL APUNTE

Un equipo profesional es eso, un equipo, compuesto no solamente de jugadores, sino de un cuerpo técnico y de una directiva. Tres cambios de entrenador no fueros suficientes, tres conceptos, no fueron exitosos. Es evidente que los jugadores y el cuerpo técnico fallaron, pero ¿Y los directivos? ¿No será lo sucedido en la cancha un reflejo de la forma de trabajar de la gente de pantalón largo? ¿Qué tan grande era el disgusto de los jugadores para no poner un mínimo esfuerzo y evitar la goleada escandalosa de un equipo como Rayaditos? Las entrañas del equipo son algo a lo que no tendremos acceso jamás los aficionados de a pie. Sin embargo, mucha culpa debe tener una directiva que en el colmo de la soberbia sólo atina a señalar a los jugadores, a exhibirlos ante los medios como si ellos, los de pantalón largo, nada tuvieran que ver en la debacle. ¿Qué se están abriendo más escuelas de Gallitos? Excelente. ¿Qué hay una posibilidad de ascenso en Segunda División? Magnífico. ¿Qué lo sucedido esta temporada en Primera A fue sólo un accidente? Tal vez. ¿Y qué tal lo que dijo un directivo por allí: No volverá a ocurrir.? ¿Le creemos?

PARA REFLEXIONAR

Y la pregunta de cada final de temporada: ¿Habrá equipo en Agosto? Y si la suerte así lo quiere. ¿Será un proyecto planeado para que el Gallito sea protagonista? ¿Hará la directiva los ajustes necesarios para reconciliar al equipo con la afición? Son muchas interrogantes, como siempre. De todo eso, me preocupa además el ánimo de la afición, que sea difícil revivir esa comunión con el equipo. Después de que Monterrey anotó el cuarto, más de uno sentimos algo más que impotencia, la impresión de que Gallos traicionó su historia, faltando al único compromiso que tiene con su fiel afición: La entrega absoluta.

manriquemind@yahoo.com.mx

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