Cada día que pasa me convenzo más que los que viven en el sistema son los que viven en lo correcto. Los demás somos una bola de pobres desgraciados que nadie defiende y sí, en cambio, todo el mundo nos pasa por encima.
El futbol mexicano es el equivalente de lo que pasa en la sociedad mexicana. Eres cuate de los fuertes, de los influyentes, de los mandones, bueno, de los “dueños de la pelota” pues, (el club de Tobi, para aquellos menos enterados) y no hay bronca.
Tus equipos pueden permanecer en la mediocridad, en la absoluta ignominia y no pasa nada. Pero si eres de los que juegan limpio, de los que arriesgan, de los que de verdad quieren al futbol, entonces se corre el riesgo de que se lo lleve a uno la trompada, como sucedió con mis cuates de Tijuana, que se gastaron una lanita, 30 millones de dólares, en hacer un estadio de primera para su equipo de la Primera A y, ¿qué creen?, pues que por los insultantes reglamentos de la Federación Mexicana de Futbol, sí, siguen teniendo su equipo, pero ahora, un equipo de la Segunda División… Así de fácil (diría mi cuate del alma, Alfredo Domínguez Muro)… Me explico…
Seguramente nadie ha acabado de cavilar sobre el daño que le hizo Alberto de la Torre al futbol mexicano, por cuyas brillantes iniciativas existe el hoy pomposo “Consejo de Dueños”, que aquí entre nos, le digo, ni falta hacía que hicieran su Consejo, finalmente los equipos son suyos y por ende, el futbol. Pero como a De la Torre le encanta andar barbeando a medio mundo, les inventó su “Consejo” y, como si fuera un capítulo de He-Man les dio el poder…
Y entonces sí, los señores muy ocupados, empresarios de primer nivel, se pusieron a jugar al futbolito. Poner y quitar, cambiar y “arreglar”, siempre y cuando sea lo de la Primera División, porque a la Primera “A”, ese adefesio mal formado justo por el joven De la Torre, les dio en su apellido, porque nadie los pela. Entonces, allí es como la zona del silencio, no se oye nada y, si se oye, es como si nadie lo oyera. Los reglamentos, las decisiones, la jalada esa de convertir el circuito de ascenso en algo así como el “torneo de los barrios”, pero con profesionales, porque casi nadie sube y casi nunca, alguien baja.
Pusieron filiales y, como el Morelia se vio afectado hace un año porque sus “monarquitas” se les fueron a la Segunda, entonces aplicaron el reglamento al más puro estilo de Pancho Villa y se sacaron de la manga que entonces las filiales no subían, ah, pero tampoco bajan. Entonces habiendo equipos “certificados” como el Socio Águila, que juega en el estadio Azteca, no son certificados porque así les conviene y que se frieguen los demás, los Tijuanas (se oye mejor así que Xoloescuintles, con todo respeto para esa icónica figura de la cultura Mexica), los Indios, los Dorados, los Poblanos y los demás que sí juegan a ganar y perder como los machos de Jalisco.
El insulso reglamento de competencia de la Primera A mandó a la segunda División a uno de los mejores equipos del torneo, que por su posición en la tabla de grupos, cuarto del Grupo 1, hubiera tenido el derecho de avanzar a la Liguilla a buscar el título y el ascenso.
Pero como en la onda mafufa de los porcentajes sólo juegan unos cuantos, entonces se salvaron los 14, (SÍ LEYÓ USTED BIEN, 14) equipos que están debajo de ellos en la tabla general y los nueve (SÍ, ESCRIBÍ NUEVE) que le siguen en la tabla de los porcentajes, entonces se los llevó la fregada, porque no se apellidan ni Águila ni Monarca ni Feroz (por aquello de los Tigres) ni Pumitas ni nada. Es decir, son huérfanos e hijos de su poca suerte de no tener papá que los cuide.
Porque no me puede negar nadie que es un robo cínico y descarado que Tijuana tenga mejor porcentaje que las filiales de Monterrey, Tigres, Atlas, Toluca, América, Tecos, Morelia, Santos y Chiapas (en ese orden) y que desciendan porque el amafiado reglamento de competencia protege a los mediocres hijos de los equipos de la Primera.
Excepto cinco equipos, entre los que figuran las filiales de Veracruz (qué paradoja, ¿no?), Pumas y Guadalajara, las demás filiales son equipos maletas que no tienen ninguna prisa por conseguir un título o cosa por el estilo, para qué, ¿no?... Si están bien cómodos.
Hace dos meses, chance y tres, dejaron que la gente de Tijuana les pagara una lanota por llevar a la Sub 23 antes de su debacle, para que se presentara en un partido amistoso que fue una porquería, pero cobraron, número uno, como si hubiera sido la selección de a devis y, dos, como si de veras el espectáculo presentado hubiera sido digno.
Sonrieron al ver que Tijuana, más bien su propietario, el señor Hank Rhon, se gastó la friolera de 30 millones de dólares para hacer un gran estadio, que ya muchos equipos de la Primera Nacional hubieran querido y luego lo apuñalaron por la espalda, aplicándole un reglamento estúpidamente pensado, mal formado, injusto, ilógico y una serie de cosas que los pone a ellos como auténticos gángsters y a los afiliados que así se la juegan como víctimas propiciatorias, porque no hay el mínimo respeto al espíritu de competencia.
Claro, van a salir con la reverenda jalada de que ya el año que entra no va a operar la situación de la misma forma, lo cual no alivia ni tantito el daño que han hecho con su ventajosa forma de operar, de ser directivos blandengues, sin carácter, que quieren quedar bien con los dueños, a quienes transforman en verdugos, ignorantes de las infamias que se cometen en su nombre.
Como dicen por allí, el año que entra “ya pa’ qué…”.
Hace un año le dieron una friega del tamaño de un descenso al Querétaro, porque don Justino y su compadre Decio sólo sonrieron cuando les dijeron que era anticonstitucional aplicarle a los Gallos Blancos de manera retroactiva el reglamento y les quitaron tres puntos que los aniquilaron.
Hoy, sabían, porque si no lo saben entonces sí la cosa es un caso para la araña, que el mentado reglamento de competencia es una basura, que la competencia misma y la división de ascenso son una burla porque no compiten en igualdad de circunstancias los que allí están y lo han dejado pasar con una indolencia que no sólo ofende, también espanta.
Hoy se cumple un año de que descendimos injustamente y que esta fecha nunca se va poder olvidar no porque que hayamos descendido si no porque hubo mas de 20000 aficionados en jalisco apoyando a nuestro equipo y vimos a nuestros jugadores romperse la madre todo el torneo e intentar salvarse peor no se pudo pero ahi esta el recuerdo de todos los que fuimos a jalisco
1 comentario:
felicidades. un comentario tan atinado, no es posible q unas cuantas personas con mucho dinero nos sigan viendo la cara pero q podemos hacer
arriba gallos blancos
contra todo y contra todos(fmf, televisoras, policia, etc..)
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