CAMPEONES
La calcomanía en el auto que dice que este amor no es para cobardes con el entrañable escudo de la Q y las rayas verticales en azul y negro. Los largos viajes acompañando al equipo, acumulando cansancio, pasión, kilómetros y recibimientos ingratos en campos extraños. Los compromisos sociales de los que salíamos despavoridos al cuarto para las siete rumbo al estadio. El enojo dominical de la novia que odia el fútbol. Aquel Domingo triste de Abril en el Jalisco con nuestro equipo descendido. Las mañanas en las que hablábamos solos ante el espejo y pensábamos en Gallos. El sacrificio en tiempo y dinero que implicaba estar el juego de la final. Cada uno a su modo y a su estilo sacrificamos algo para estar con Gallos esta temporada y en aquél momento cumbre, cuando la tribuna gritó gol tras el cobro de Valtencir, comprendimos que todo lo que sufrimos y sufrieron nuestros héroes después del descenso, valió la pena. Y ese Domingo, el ritual de enfundarme la playera para antes de cada partido varió un poco. Me puse primero la blanca, y encima la gloriosa azul y negro a rayas verticales. Después una chamarra delgada con el escudo y ya en el estadio una sudadera con gorro y también con el escudo. Cuatro pieles de Gallos llevé como atuendo para la final. Nuevamente, ¡Gallos Campeón! Otra vez la vuelta, otra copa para el Querétaro. La celebración, el abrazo con otro Gallo y nuestros ojos bien abiertos para no perdernos nada de lo que sucedía en la cancha. ¡Somos Campeones! Y ese título que le quitaba la nostalgia a la tarde de Domingo, tan distinta a las demás. Este nuevo título del equipo debe honrar la memoria de todos los aficionados que ya no están con nosotros y que nunca pudieron ver a Gallos Campeón. Este nuevo título nos reconcilia con el fútbol después del desastre del Jalisco. Este título tiene un sabor muy especial porque con él empiezan a surgir los cimientos firmes del equipo. Se tiene mucha más certidumbre que en otros años. Pase lo que pase, Gallos nos garantiza por lo menos un partido por el ascenso en el Corregidora.
EL APUNTE
No quiero dejar de señalar lo que no me gustó: En la premiación me hubiera gustado ver solamente a gente de la federación, no a los colados del Gobierno que se suben al carro de la victoria y que se dicen Gallos de corazón en el colmo de la desvergüenza. Luego, la brutalidad policiaca en los festejos. Los pocos seres cobardes que aprovechan el camuflaje de la afición para cometer desmanes. Abucheo generalizado para todos estos nefastos personajes.
PARA REFLEXIONAR
Debo confesar que durante años, estuve huérfano de ídolos. Los aficionados de los tiempos añejos me hablan de Silvano Téllez, pero yo no lo vi jugar. Después, viví de manera intermitente la época del zurdo Ochoa. Estuve en el debut de Valtencir con el Querétaro cuando le ganaron dos a uno al Cruz Azul en el Corregidora, allá en el ’92. Disfruté aquél Gallos superlíder de Chencho y Ariel González, pero seguía sin tener un ídolo. Hoy, más de veinte años después de irle a Gallos, puedo decir que lo tengo. Es el máximo goleador en la historia moderna del equipo, el capitán del Ascenso, el único campeón goleador que ha tenido Gallos, el único capitán que ha levantado dos trofeos de campeón. Estuve en su debut, me dolió su salida a Dorados. Me ilusioné con su regreso esta campaña y estoy convencido que
Mauro es jugador sólo de Gallos y que Gallos es el equipo ideal para Mauro.
Gracias Tanque por tantas alegrías, por ser un referente, por ser de Gallos y querer a su gente.
Es un lujo en estos tiempos de mercenarios, tener un jugador que exprese abiertamente su cariño por el equipo.
Ojalá se quede con nosotros hasta su retiro.
manriquemind@yahoo.com.mx
No hay comentarios.:
Publicar un comentario