Cuando parecía que las sombras comenzaban a posarse sobre el estadio La Corregidora, los jugadores de Gallos Blancos sacaron ese futbol espectacular y la garra para remontar el marcador adverso y vencer por 3-2 a los Tuberos de Colima. Fue un 'espaldarazo' para el técnico Héctor Medrano.
Nuevamente los Gallos Blancos vivieron un primer tiempo raquítico y en donde parecía que la película de partidos pasados volvía a repetirse, pero en el segundo tiempo volvieron a ser ese equipo voraz que no perdona a los rivales y que los aplasta con buen futbol y espíritu indomable.
El partido comenzó con un gol tempranero del equipo queretano apenas a los siete minutos. Emilio López puso un impecable cambio de juego a Carlos Pinto, quien superó fácilmente al zaguero Elías García y sobre la marcha mandó un centro para que Mauro Gerk sólo la tuviera que empujar a las redes y decretar la ventaja para los locales.
Después del tanto, Querétaro volvió a ser ese equipo gris de actuaciones anteriores, mientras que Tuberos fue creciendo y ganando en confianza.
La situación comenzó a complicarse cuando sobrevino el tanto del empate del Colima al minuto 22, cuando Héctor Flores sacó de su pierna derecha un fogonazo que se incrustó en el ángulo izquierdo de la portería de Guadalupe Martínez. Un verdadero golazo que terminó por apagar el ánimo de la gente.
Todavía nadie había asimilado el gol de los visitantes, cuando un contragolpe fulminante dejó al mediocampista Oswaldo Moreno en mano a mano contra el arquero queretano, quien no pudo hacer nada para detener el disparo cruzado del colimense que terminó incrustándose en las redes para el 1-2. Los fantasmas comenzaban a posarse sobre el estadio La Corregidora.
Querétaro se veía lento y sin capacidad de reacción. Los hombres de ofensiva queretanos lucían desesperados en ocasiones al no poder hilar tres pases seguidos en terreno de Tuberos, quienes eran más efectivos que eficaces al momento de defender su portería. La primera mitad terminó con fuerte rechifla por el funcionamiento del equipo queretano.
El timonel Héctor Medrano se la jugó y metió a Pablo Giménez, casi al finalizar el primer tiempo, y a Víctor Estrada. El panorama cambió completamente y los Gallos Blancos lucieron espectaculares al ataque.
Los plumíferos iniciaron a tambor batiente la segunda mitad en dos oportunidad más que claras en los pies de Emilio López y Raúl Rico, pero no tuvieron la sangre fría que se necesita para mandar la pelota a las redes.
Estrada comenzaba a distribuir balones, Pablo Giménez volvía locos a los zagueros de Colima con su movilidad y los laterales Pinto y López subían con singular alegría a línea de fondo, además de que a pelota parada Margarito González metía miedo con sus centros y disparos. Era cuestión de tiempo para que el empate llegara.
Corría el minuto 71 cuando Víctor Estrada mandó un centro a Álvaro Estrada que parecía controlado por los centrales de Colima, pero éstos no se entendieron y el delantero queretano terminó por ganarles la pelota y conectarla de manera dramática a la portería para el empate a dos goles.
El ataque queretano era un vendaval mientras que Colima se empezaba a desmoronarse a pedazos. Tuberos se la jugó a defender su gol y con el tanto de Álvaro Estrada se resquebrajo por completo su sistema de juego. La situación se complicó todavía más para Colima con la expulsión de Erick Palafox.
Cuando el empate se veía venir, vino Margarito González, quién más, para darle la primera victoria a los Gallos Blancos. El defensa agarró la pelota en un tiro libre cercano al área visitante y de su pierna derecha sacó un pelotazo que terminó incrustándose en la horquilla de la portería de Omar Osorno.
Los jugadores queretanos fueron directamente a festejar con el técnico Héctor Medrano como una muestra de unidad. Todavía Guadalupe Martínez sacó un cabezazo a bocajarro en tiempo de compensación, prueba de que ya nada podría impedir el triunfo de los locales.
El silbatazo final fue la culminación de un segundo tiempo casi heroico y en donde los queretanos, parece ser, por fin dieron muestras de vida en el torneo.
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