viernes, septiembre 28, 2007

SOLO GALLOS ... Columna Gerardo Manrique

DE LEJOS

Llegará un día en que nuestros recuerdos, serán nuestra riqueza. ¿Experimentaste ya esa nostalgia de seguir un juego de Gallos desde un sitio recóndito, distante a cientos, quizás a miles de kilómetros del Corregidora? ¿Has entrado en un Ciber, ansioso por saber “cómo va Gallos”? Creo que en buena parte los afectos y lazos sentimentales que nos unen a algo, son la principal razón para que lo amemos. Me explico, para confundirte mejor, amigo lector: Nuestra pasión y el sentimiento que despierta en nosotros el equipo, se debe, creo yo, más que al equipo en sí, a esa madeja que hemos ido tejiendo año con año, partido a partido, minuto a minuto. Son tantos los recuerdos, que ya es imposible saber en que momento decidimos iniciar este romance eterno. Cuando estamos lejos del epicentro, cuando estamos fuera del gallinero, cuando nos vamos como nubes a otro cielo, se vive distinto. Extrañas los amigos, el ambiente, la ciudad misma. Disfrutamos descubriendo el destino en el que estamos. Todo es novedad y descubrimiento. Llegamos a tierras donde mandan otros símbolos, tierra de equipos gigantescos cuyo nombre inspira respeto. Admiramos sus logros, su estadio, su historia y su prosapia, pero nuestros ojos no miran ni comparan. Nuestro cuerpo no se olvida de su cruz. No hay punto de duda, entre el gran equipo que manda por aquellas tierras y nuestros Gallos Blancos, el corazón no miente. No cambio ningún partido de Gallos contra quien sea, por un logro de cualquier equipo grande. Continuamos viajando y descubriendo. Fuera de lo cotidiano, todo nos parece espléndido, sólo que nos falta algo, sin ese ritual del ritual del Sábado por la tarde, se vuelve el día una colmena sin miel, porque nos falta el vinagre en las heridas, el bromuro para recuperar la calma, el moscatel para después de comer, la tinta china para el tatuaje, la gabardina con manchas de euforia para el invierno, el pase de entrada al cielo y el santo y seña de acceso al infierno. Nos falta el equipo, nos falta Gallos. Todo esta bien, simplemente cumplimos con uno de los rasgos que nos distinguen del resto: necesitamos a Gallos para vivir.

EL APUNTE

Y cuando volvemos... ¡Todo es tan distinto!, vamos a la cancha del Corregidora en camión, los que van con retraso, en taxi, muchos, con los amigos y la familia en el auto. Todos con un sentimiento en común: Hoy, ganamos el partido. Pasamos el acceso, la revisión, y entonces, sí, a sufrir. No importa el rival, no importa si es un partido que no decide nada, nosotros venimos a ver a Gallos y a alentar. Cada cual a su estilo, la Resis, más radical, más alterada, mucho mas audible, siempre pintoresca, siempre con trapos fascinantes que en la A si puede mostrar. Y el silbatazo inicial, y el partido apretado y tenso. Y la portería sur, la de los mágicos segundos tiempos, la de los goles que se volvieron Campeonatos, y el marcador electrónico, y el cielo que primero fue azul, con nubes blancas, par luego volverse un manto negro con dos estrellas brillantes. No, no es casualidad, son los colores de Gallos y la estrellas sus títulos. Y luego el silbatazo final y el resultado siempre apretado, Gallos casi siempre gana por diferencia de un gol. A Gallos casi siempre le empatan al final. Dale un vistazo a las estadísticas y a tus recuerdos. Cada vez que se nos viene un desastre, queda en aire un manto de neblina, un aroma de injusticia. Gallos es un equipo dramático.

PARA REFLEXIONAR

Salimos del estadio como si hubieramos jugado, roncos, eufóricos y siempre, más allá del resultado, nos quedan ganas de volver. ¿Estoy loco? ¿O a ti también te pasa lo mismo?

manriquemind@yahoo.com.mx

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