Diario de Querétaro
31 de mayo de 2009
Roger A. García
MÉRIDA, Yucatán, 30 de mayo, (OEM).- Una hazaña como muy pocas veces en el futbol queretano. Los Gallos Blancos resurgieron como Ave Fénix en el infierno de Mérida y consiguieron el ascenso en la tanda de penales.
Con todo en contra en el estadio Carlos Iturralde, los queretanos sacaron la casta como pocas veces y silenciaron a Mérida y a todo el estado de Yucatán, ocupando el lugar número 18 en la Primera División del futbol mexicano.
Venados tuvo un dominio abrumador los primeros quince minutos del encuentro, aunque sus arribos al área plumífera eran desorganizados y propiciados por la afición local, quienes no pararon de gritar y de alentar a su equipo. El aire era irrespirable para el conjunto plumífero, quienes no alcanzaban a hilvanar dos toques a lo largo del terreno de juego.
Dos tiros libres añadieron un toque de dramatismo al juego, aunque todos fueron bien controlados por el arquero Guadalupe Martínez. La presión era constante, aunque conforme fueron pasando los minutos aminoraba, Querétaro aguantaba a pie firme con dos líneas de cuatro.
Carlos Cariño, un verdadero fortín de los yucatecos, tuvo un desgarre que lo obligó a salir del terreno de juego al minuto 22, tomando su lugar Antonio Landa. A partir de ese momento, Querétaro se recompuso del nerviosismo inicial, el cual fue confirmado con un disparo de Esteban González que pasó por un lado de la portería local. El calor y el cansancio ya hacían estragos muy temprano en el partido.
Las nubes comenzaron a poblar el cielo de Mérida y con ello el calor disminuyó. Incluso, de adelantó cinco minutos el descanso ordenado por la Federación Mexicana de Futbol para que los jugadores pudieran hidratarse.
Los ataques del Mérida siguieron en el mismo tenor, sin mucha profundidad y con disparos desesperados de larga distancia, enfriando poco a poco a la afición reunida en el inmueble de la Unidad Deportiva Kukulkan.
"¡Sí se puede!, ¡sí se puede!", comenzó a corear los 24 mil aficionados de Venados al ver que su equipo no podía horadar la meta queretana y su estrategia daba resultado, pero la muralla plumífera rechazaba cualquier centro al área que lanzaba el "Parejita" López.
Cuando el primer tiempo expiraba, Esteban González cobró con efecto un tiro de esquina que se paseó por el área chica del Mérida y que no pudo conectar de milagro el zaguero Raúl Rico. Todo un estado se quedó con la sangre helada.
La segunda mitad parecía que iniciaba de manera normal, pero al minuto 50 un descuido de la zaga plumífera dejó la pelota a las fueras del área José Luis López, quien filtró a Pedro Beltrán para entrar completamente solo al área plumífera y sacar un derechazo para empatar el marcador global. Un volcán hizo erupción en todo el estado de Yucatán.
El gol hizo cambiar el parado de Héctor Medrano y metió a Jonathan Tridente por un fundido Mauro Gerk. Querétaro comenzaba a verse minado en lo físico y en lo mental, reflejándose en desconcentraciones que ponían en peligro la valla defendida por José Guadalupe Martínez
Diego Olsina dejó ir el gol que significaba el ascenso del Mérida, al volar un disparo franco a la portería a pase del "Parejita" López, a quien los zagueros queretanos no le pudieron agarrar la marca en la parte complementaria.
Nunca en la temporada, los Gallos Blancos se vio tan encerrado en su propio campo, Mérida filtraba pases desde el medio campo. Guadalupe Martínez sacó una pelota del ángulo en un tiro libre de Nicolás Saucedo, seguido de un cabezazo de Mancinelli que pasó por encima. Parecía que el asedio yucateco no tendría fin.
Marco Jiménez, fue el mejor hombre del partido para los visitantes. Corría, robaba, distribuía los balones. Era un verdadero tanque de guerra que no paraba a pesar de las circunstancias adversas.
Héctor Medrano Mandó al terreno de juego a Jonathan Piña, quien apenas jugó 90 minutos en la temporada regular y le encomendó la misión de retener la pelota en un partido tan bravo como la final de ascenso. "Lupe" Martínez seguía siendo factor en el equipo queretano.
Jonathan Piña tuvo la gloria del ascenso para el Querétaro al enfrentar en mano a mano a Saúl Sánchez, pero su inexperiencia su hizo presente y terminó por regalar la pelota, a un zaguero rival. El partido se iba a los tiempos extras con los jugadores extenuados.
Los Gallos Blancos mostraban tener más piernas, los desbordes de Tridente y de Pablo Giménez prendían la luz de la esperanza para el conjunto visitante, aunque los centros no encontraban una cabeza que lograra el gol del triunfo. Mérida había firmado jugarse el todo por el todo desde el punto penal.
El segundo tiempo extra siguió en el mismo tenor, Querétaro tenía la pelota pero Los Venados aguardaban un contragolpe para liquidar la eliminatoria. Sólo el corazón mantenía a los dos equipos en pie.
Todo se definiría en la tanda de penales, donde el arquero Guadalupe Martínez se convirtió en el héroe al detenerle el penal a un miedoso Diego Olsina, mientras que los plumíferos anotaron los cinco disparos, rematando el delantero Isaac Romo una jornada épica.
Sólo se escuchó el sonido de los 300 aficionados al momento del gol de Romo, quienes tendrán la oportunidad de presumir que presenciaron, tal vez, la batalla más memorable de un equipo queretano en una final de ascenso.
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