viernes, mayo 29, 2009
solo GALLOS ... Columna Gerardo Manrique
¡PERDONAMOS!
Al abandonar el miércoles el estadio Corregidora, los seguidores de la Comunidad del Gallito salimos con un resabio, con un mal presagio, con la sensación de haber tenido una gran oportunidad de apropiarnos de la gloria, gloria que se escurrió de las manos y terminó convertida en fantasma que amenaza con aparecerse en calidad de espectro allá en la lejana Mérida. Cierto, se ganó, ventaja es ventaja, pero pudimos liquidar y ceñirnos la corona en casa. Hoy, contrario a mi prudencia habitual, quiero señalar al culpable de que la fiesta no haya sido completa: El DT Héctor Medrano, al que insisto, debieron darle las gracias después de la derrota en casa contra Salamanca. En todo este mes, Héctor pecó de bravucón, diciendo que tenía sorpresas para la final, que el equipo saldría a comerse vivos a los Venados, que quería sentenciar la eliminatoria en casa. Tristemente, sus palabras no fueron una realidad a la hora buena, y ahora vamos con una ventaja ligerita al infierno yucateco. Vayamos por partes: ¿Sorpresa? ¿Cuál sorpresa? El equipo salió igualito que en la final contra Irapuato (Esteban por Regis). A Gallos le costó mucho el arranque, es lógico, sacarse los nervios, conectarse rápido, no era sencillo después de una larga inactividad en partidos oficiales. Mágicamente, el destino se puso a favor de Gallos, pues cuando peor jugaba el equipo, vino el penal magistralmente cobrado por el Tanque. En ese momento, Medrano había regalado prácticamente media hora al Mérida. No había un revulsivo y lo mejor para todos fue que acabara la primera parte. Después: El gol de Romo, minuto tres de la segunda parte, unos Venados acobardados, en shock. Era el momento de avasallar. Para ese entonces era evidente que Esteban González, de gran partido por cierto, estaba arrancando de muy atrás y su gran habilidad hubiera sido mejor aprovechada en el último tercio de la cancha. Medrano pudo en ese momento prescindir de Romo, darle ingreso a Tridente para que jugara adelante junto al Tanque y Estaban, dejando de enganche a Marco Jiménez (labor que suele hacer muy bien). Minutos después, pudo darle ingreso a Pablo Jiménez por Emilio López. ¡Eso hubiera sido agresividad!, buscar un tercer gol, para luego, faltando quince, darle salida al Tanque y meter un contención. ¿Y que hizo nuestro sabio entrenador? Sacar al referente en ataque cuando pudo ir por más, y seguir con su medrosa formación con dos contenciones y sólo dos delanteros ¡Dos delanteros ante un equipo que estaba contra el paredón! Allí se perdió una gran oportunidad. Allí el equipo se fue a pique y naufragó a pesar del buen partido de Esteban. Tal vez nos hubieran hecho uno (como finalmente sucedió) pero la gente hubiera agradecido el mensaje agresivo. Los partidos son de momentos, y hay que saber interpretarlos. Con alguien más brillante en el banquillo, estoy casi seguro de que hoy tendríamos dos de ventaja sobre Mérida
EL APUNTE
Qué bodrio era el acceso al estadio. Gente que jamás se para en el estadio gritando consignas partidistas. Jóvenes que sirvieron de botargas a oscuros intereses políticos. ¿Jóvenes comprometiéndose con un candidato a cambio de una playerita y un boleto para el partido? Que pena.
PARA REFLEXIONAR
El estadio no se llenó. La economía no es boyante en muchos hogares. Faltó ambiente. Esperaba más de la Resistencia. ¿Dónde quedó la megabandera? ¿Dónde la pasión al límite? Nos faltó intensidad en la cancha y en la tribuna. Nos faltó, nos faltó a todos.
manriquemind@yahoo.com.mx
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