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SOLO GALLOS
DIRECTIVOS
Me gusta hablar de lo que he vivido, de mi percepción y si cabe el término, de mi subjetiva objetividad en lo que al equipo se refiere. Lamento no tener ochenta años para haber sido testigo de toda la historia de equipo. Reconozco el gran mérito de la investigación, de la entrevista, de meterse horas y horas en el archivo histórico del estado para seguirle la pista a los avatares del único equipo con más mitología que historia. Pero hoy por hoy, deseo apelar a la memoria del corazón para contarte de la historia que he vivido siguiendo a este entrañable equipo que no inspirará nunca el amor en los cobardes.
EL APUNTE
Recuerdo la primera etapa de los hermanos Vázquez-Mellado al frente del equipo, después de esas tristes historias que no viene al caso mencionar de Atlante y TM Gallos Blancos. José Antonio García, con el regreso del Atlante a Primera, decide vender al Querétaro a empresarios de casa. Recuerdo que el paso de estafeta se hizo de manera simbólica una noche de Sábado, era el año ’91, Noviembre en un juego Querétaro contra Chivas con un estadio a reventar. A mis dieciséis años el escuchar en el sonido local que por fin el Querétaro era de los queretanos y ver a Jorge Vázquez-Mellado mostrando un sobre azul a la tribuna, fue para mi algo grandioso. Ese Querétaro ha sido el equipo más consistente, duró cuatro años en Primera, lo máximo para un equipo local hasta el momento. Pero, ojo, ese equipo era el Querétaro, no Gallos Blancos. Hubo intentos por darle un mote al equipo y recuerdo que se llegó a proponer uno espantoso: Perros Salvajes. Los Gallos Blancos actuaban en la Segunda y la afición local dividía su corazón en dos pasiones. De esta etapa reconozco el esfuerzo de los directivos por acercar el equipo a la afición. Las inauguraciones de los torneos eran emotivas y sencillas y también el equipo adquirió ese sello que lo caracteriza: lucha y entrega. Se hizo mucho con un plantel limitadísimo. Por aquél entonces, la FMF quería sólo 18 equipos y su estrategia era absorber a la U de G y descender al Querétaro. Algunos arbitrajes fueron nefastos para nuestro equipo y con un grupo de amigos, en un juego que empatamos con Toros-Neza, sacamos un enorme trapo que colocamos en la cabecera sur: “CON TODO Y CONTRA TODOS EL QUERÉTARO TRIUNFARÁ”. Esa etapa concluyó con el descenso de equipo allá en CU. A pesar de no llevar el mote de Gallos Blancos, este equipo caló hondo en el corazón de los aficionados. Prueba de ello eran las magníficas estradas que registraba el Corregidora y nos queda como herencia el precioso uniforme azul y negro a rayas verticales. Recuerdo también que había una tienda de artículos promocionales en la esquina de Zaragoza y Allende y el equipo tuvo su primer himno. El gran mérito de esta directiva fue no doblegarse ante las presiones de las televisoras y la FMF, jamás quisieron vender al equipo y fue necesaria la complicidad arbitral para borrar al Querétaro del mapa futbolístico.
PARA REFLEXIONAR
Lo confieso, después del descenso, se volvió muy difícil seguir al Querétaro y Gallos Blancos siguió deambulando en la recién creada Primera A. De un plumazo, se borró un buen esfuerzo, se apagó con la flama de una pasión que comenzaba a ser llamarada, porque la gente no se había sentido tan identificada con un equipo como este Querétaro, desde los tiempos de la final de Gallos contra Correcaminos. Me quito el sombrero y le doy todo el reconocimiento, a ese puñado de seguidores y directivos que mantuvieron viva la llama del 94 al 99. Cinco años terribles que tuvieron su fin cuando un grupo de iluminados logró fusionar los dos conceptos para regresar a los origenes: El Querétaro Fútbol Club y los Gallos Blancos. A partir de entonces, un solo sentimiento, un solo motivo que hermana a la ciudad por dos horas cada quince días. Mi agradecimiento eterno a los teóricos de la fusión del blanco con el azul y negro, como era al principio de los tiempos. Gracias por darle a partir de ese momento, vida al equipo con más mitología que historia.
manriquemind@yahoo.com.mx
DIRECTIVOS
Me gusta hablar de lo que he vivido, de mi percepción y si cabe el término, de mi subjetiva objetividad en lo que al equipo se refiere. Lamento no tener ochenta años para haber sido testigo de toda la historia de equipo. Reconozco el gran mérito de la investigación, de la entrevista, de meterse horas y horas en el archivo histórico del estado para seguirle la pista a los avatares del único equipo con más mitología que historia. Pero hoy por hoy, deseo apelar a la memoria del corazón para contarte de la historia que he vivido siguiendo a este entrañable equipo que no inspirará nunca el amor en los cobardes.
EL APUNTE
Recuerdo la primera etapa de los hermanos Vázquez-Mellado al frente del equipo, después de esas tristes historias que no viene al caso mencionar de Atlante y TM Gallos Blancos. José Antonio García, con el regreso del Atlante a Primera, decide vender al Querétaro a empresarios de casa. Recuerdo que el paso de estafeta se hizo de manera simbólica una noche de Sábado, era el año ’91, Noviembre en un juego Querétaro contra Chivas con un estadio a reventar. A mis dieciséis años el escuchar en el sonido local que por fin el Querétaro era de los queretanos y ver a Jorge Vázquez-Mellado mostrando un sobre azul a la tribuna, fue para mi algo grandioso. Ese Querétaro ha sido el equipo más consistente, duró cuatro años en Primera, lo máximo para un equipo local hasta el momento. Pero, ojo, ese equipo era el Querétaro, no Gallos Blancos. Hubo intentos por darle un mote al equipo y recuerdo que se llegó a proponer uno espantoso: Perros Salvajes. Los Gallos Blancos actuaban en la Segunda y la afición local dividía su corazón en dos pasiones. De esta etapa reconozco el esfuerzo de los directivos por acercar el equipo a la afición. Las inauguraciones de los torneos eran emotivas y sencillas y también el equipo adquirió ese sello que lo caracteriza: lucha y entrega. Se hizo mucho con un plantel limitadísimo. Por aquél entonces, la FMF quería sólo 18 equipos y su estrategia era absorber a la U de G y descender al Querétaro. Algunos arbitrajes fueron nefastos para nuestro equipo y con un grupo de amigos, en un juego que empatamos con Toros-Neza, sacamos un enorme trapo que colocamos en la cabecera sur: “CON TODO Y CONTRA TODOS EL QUERÉTARO TRIUNFARÁ”. Esa etapa concluyó con el descenso de equipo allá en CU. A pesar de no llevar el mote de Gallos Blancos, este equipo caló hondo en el corazón de los aficionados. Prueba de ello eran las magníficas estradas que registraba el Corregidora y nos queda como herencia el precioso uniforme azul y negro a rayas verticales. Recuerdo también que había una tienda de artículos promocionales en la esquina de Zaragoza y Allende y el equipo tuvo su primer himno. El gran mérito de esta directiva fue no doblegarse ante las presiones de las televisoras y la FMF, jamás quisieron vender al equipo y fue necesaria la complicidad arbitral para borrar al Querétaro del mapa futbolístico.
PARA REFLEXIONAR
Lo confieso, después del descenso, se volvió muy difícil seguir al Querétaro y Gallos Blancos siguió deambulando en la recién creada Primera A. De un plumazo, se borró un buen esfuerzo, se apagó con la flama de una pasión que comenzaba a ser llamarada, porque la gente no se había sentido tan identificada con un equipo como este Querétaro, desde los tiempos de la final de Gallos contra Correcaminos. Me quito el sombrero y le doy todo el reconocimiento, a ese puñado de seguidores y directivos que mantuvieron viva la llama del 94 al 99. Cinco años terribles que tuvieron su fin cuando un grupo de iluminados logró fusionar los dos conceptos para regresar a los origenes: El Querétaro Fútbol Club y los Gallos Blancos. A partir de entonces, un solo sentimiento, un solo motivo que hermana a la ciudad por dos horas cada quince días. Mi agradecimiento eterno a los teóricos de la fusión del blanco con el azul y negro, como era al principio de los tiempos. Gracias por darle a partir de ese momento, vida al equipo con más mitología que historia.
manriquemind@yahoo.com.mx
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